Ámbitos de actuación

CoopHalal actúa en el ámbito de una Economía Islámica Social y Solidaria que abarca lo siguiente:

La economía islámica pone la persona en el centro de gravedad, de manera que los recursos económicos sirven de medio para conseguir un nivel mínimo de bienestar y justicia social para toda la sociedad.

La economía islámica se divide en dos ramas principales: La ciencia económica, que es el estudio de la generación y administración de la riqueza, o sea de los bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas mediante recursos limitados con la mayor eficacia posible, y, por otra parte, el Sistema económico, que es la manera de desarrollar, organizar y gestionar la actividad económica de una sociedad, así como la forma de distribución de la riqueza con la intención de mejorar la calidad de vida de todas las personas, especialmente de las más desfavorecidas, para lo cual se cuenta con un conjunto de herramientas como son el Zakat (impuesto caritativo) y el Waqf (donaciones para causas benéficas).

El sistema económico islámico se describe generalmente como una tercera vía entre capitalismo y socialismo, sin sus inconvenientes.

Así pues, la economía islámica social y solidaria resurge como alternativa al sistema económico capitalista predominante, que abarca todas las clases de la sociedad y fomenta un acercamiento entre los componentes de dichas clases; no se trata de una solución teórica, sino que es una alternativa práctica que ya funciona en varios sectores y países. 

Los valores del modelo de la Economía islámica abarcan todas las fases del ciclo económico, desde la producción, comercialización, consumo y finanzas, hasta un Mercado Social.

La producción se aborda inicialmente respondiendo a las siguientes preguntas: qué se debe producir”, cómo, dónde, y para quién. A la pregunta “¿qué se debe producir’”, respondemos con: todo lo que beneficia al ser humano y su entorno (medio ambiente), excluyendo todo lo destructivo para ambos. Al “¿cómo?”, podemos decir de manera que todos los actores se sientan propietarios y vinculados a su empresa o su organización de forma cooperativista y participativa, y por lo tanto se beneficien equitativamente de los resultados generados. En cuanto a “¿dónde?”, respondemos: en un entorno y ambiente saludable, respetando al otro y amándolo como hermano. “¿Para quién?”, la respuesta es: para las personas, como seres humanos de los cuales depende la vida de las futuras generaciones.

La comercialización en la economía islámica representa una fase importante del ciclo económico del producto, por lo cual, la comercialización debe ser justa y responsable, a través de relaciones justas, transparentes, respetuosas y equilibradas entre productor y distribuidor, así como el medio usado en la comercialización (ejemplo de publicidad) debe ser responsable y más respetuoso con el consumidor receptor que, a su vez, debe ser un consumidor responsable tanto si es particular, entidad, empresa o administración pública, adoptando los principios del consumo cooperativista, ecológico, de proximidad y solidario. 

En el ámbito financiero, la economía islámica social y solidaria toma el modelo de las finanzas islámicas éticas en cuanto a instrumentos financieros diversificados, que constituyen más de 300 contratos financieros islámicos repartidos en Contratos de Compraventa, de Participación, o de Arrendamiento. En cuanto a la responsabilidad social, en cualquier estudio de proyecto se prioriza el beneficio social por encima del económico en el desarrollo de su actividad. Usar herramientas financieras y de intermediación justas para recoger ahorro y convertirlo en negocios y proyectos que permitan y fomenten el bienestar social de las personas, el respeto del entorno y del territorio.

Las finanzas islámicas éticas renacieron en respuesta a la inquietud de muchas personas, empresas y entidades en un ambiente de unas crisis repetitivas que lo destrozan todo: desde lo financiero, lo económico y hasta lo social. 

Estas personas ya no querían ver cómo su dinero está vinculado al fomento de actividades que van en contra de sus convicciones y principios. Las finanzas islámicas resurgieron en los años setenta con entidades financieras que usan las herramientas bancarias respetuosas con los principios de la Sharía para un desarrollo positivo de la sociedad.

Esta visión cambia completamente las motivaciones, objetivos y acentos de la intermediación financiera respecto a la banca tradicional. La intermediación financiera entendida como herramienta al servicio de las personas, y nunca como una herramienta simplemente de negocio. Se trata de recuperar el valor real del dinero como “medio” y su efecto en la sociedad; y no como “mercancía” en sí que se vende y se compra fomentando la especulación y las repetitivas crisis.

El objetivo de una entidad financiera islámica ( CoopHalal en nuestro caso) no tiene que ser solo maximizar sus ganancias ni ser un fin en sí mismo, sino, más bien una herramienta al servicio de la sociedad, y esto se debe reflejar obligatoriamente en sus estados financieros y contables, con la aparición  de fondos en beneficios de la sociedad, como el Zakat, por ejemplo.

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